Pues señor, éste era
Un perro que sufría de sordera,
Y culpando del caso a lo muy viejas
Que eran sus orejas,
Se las cortó, y atadas con cabuyas
Se las cambió al cochino por las suyas.
Con sus nuevas orejas
Motivo no tnía ya de quejas,
Pues aunque un poco rudas en verdad
Y un tanto en desacuerdo con su tipo,
Funcionaban lo mismo que un equipo
De alta fidelidad.
Sin embargo aunque loco
De dicha por el cambio, fue muy poco
Lo que de sus orejas disfrutó,
Pues al verle una vieja esas orejas
Coloradas y gruesas como tejas,
Creyéndolo un cochino lo mató.
Aquiles Nazoa
jueves, 9 de octubre de 2008
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1 comentario:
ja!
Esta bien bueno
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